El seleccionado de la URBA desde el comienzo mismo comenzó a marcar el ritmo. Impuso la potencia de su pack, especialmente en el scrum, tuvo clara obtención en el line y presionando bien arriba, casi en el límite de offside no dejó hacer a los medios rosarinos, cortando prácticamente en dos al dueño de casa.

    Asi, adueñándose de la pelota con autoridad, ganando metros con sus delanteros, cada vez que abrió juego complicó con la velocidad y buen manejo de sus backs.

    Ante esa superioridad Rosario expuso la enorme actitud que caracteriza a su joven plantel. Fue superando paulatinamente duras adversidades, como quedarse con un hombre menos durante todo el segundo tiempo, donde hasta llegó a jugar con trece por una amarilla. Además tragó saliva y alguna lágrima con la lesión de Céspedes, pero nunca bajó los brazos. 

    Poco a poco fue recompiendo sus líneas, tackleo con fiereza y apenas dispuso de alguna pelota no vaciló en atacar, aunque falló en los metros finales, por decisiones mal tomadas.

    Los dos mostraron ganas de jugar. Lógica actitud teniendo en cuenta que el resultado no alteraría para nada el destino final de ambos en el este Argentino. Pero esas ganas chocaron con varias interrupciones, TMO mediante y la lesión del hooker rosarino, que le quitaron ritmo y le terminaron dando lentitud al desarrollo. 

    Buenos Aires ganó con autoridad. Impuso su jerarquía en todo momento. Mostró que la corona la tiene muy bien ganada. Rosario luchó a destajo, pero sin la pelota, mucho no pudo hacer. Sin embargo dejó una lección de entereza y entrega que debe ser el mejor saldo a disfrutar de este Argentino. Debe ser además punto de partida para un trabajo que se hace necesario para que los equipos del Ñandú mantengan el prestigio que supieron siempre tener.

Cancha: Jockey Club Rosario
Árbitro: Santiago Altobelli
Árbitros asistentes: Claudio Antonio y Matías Ortiz de Rosas. -